Capitulos versión Gideon

Hola, a partir de ahora empezaré a publicar algunas partes de Zafiro y Esmeralda, pero en vez de contadas por Gwendolyn, desde el punto de vista de Gideon. Si sois fans, seguro que os encantan. ATENCIÓN contiene SPOIRLERS

Primer encuentro
Volvía de elapsar y me dirigía hacia la Sala del Dragón para hablar con mi tío Falk, cuando, al girar una esquina, estuve a punto de chocar con alguien.
-¡Cuidado!- exclamó la inconfundible voz de mister George.
-Mister George.- dije levantando la mirada.
Allí estaba mister George, como siempre con aquella cara de bonachón. Pero detrás había algo que no cuadraba. Una chica. Me observaba con el ceño fruncido, como si estuviera planteándose dos opciones imposibles. Quizás me había visto en alguna parte o… La miré. Tenía el pelo negro, como el azabache, y le caía por la espalda en ondulados y brillantes mechones. Sus ojos eran bastante grandes, de un azul intenso y aquel uniforme espantoso que le daba un aire aniñado. Que mona, aunque tenía un aspecto muy…hum…infantil. Miré interrogativamente a mister George, ¿quién diablos era esa cría?
-Gideon, ésta es Gwendolyn Shepherd- dijo mister George con un ligero suspiro-. Gwendolyn, éste es Gideon de Villiers.
-Hola.- me limité a decir cortésmente.
-Hola.- dijo ella.
-Creo que vosotros dos ya tendréis tiempo de conoceros mejor.-Mister George rió nerviosamente-. Es posible que Gwendolyn sea nuestra nueva Charlotte.
-¿Cómo?
¿Qué? ¿Nuestra nueva Charlotte? Observé a… ¿Wendy? Más detenidamente, limitándome a mirar su cara. No entendía nada, no es que Charlotte me encantara, ni mucho menos, pero tampoco estaba seguro de querer que aquella cría, de ojos enormes, con una mancha en forma de media luna en la frente y que me miraba con cara de no haber visto un chico en su vida, fuera a sustituir a Charlotte. Y además, ¿cómo que iba a estar en su lugar? ¿Qué después de tantos años Charlotte no iba a viajar en el tiempo? ¿Qué nos había engañado? En esos instantes estaba más confuso que otra cosa… Y no estaba nada seguro de que Wendy o como se llamara me fuera a gustar, tenía una pinta tan infantil… Nada comparado con la madurez de Charlotte…
-Es una historia muy complicada – me dijo mister George-. Lo mejor será que vayas a la Sala del Dragón y le pidas a tu tío que te lo explique todo.
Asentí, necesitaba las explicaciones. Y las prefería más pronto que tarde, así que dije:
-De todos modos, ya iba hacia allí. Hasta ahora, mister George. Adiós, Wendy-
Y me apresuré a doblar la esquina.
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La Prima Sofá
Hacia algunos minutos que Gwendolyn y yo bailábamos un perfecto minué, pero ella había hecho que la conversación tomara un curso bastante desagradable.
-¡Cierra la boca por favor!- me había dicho- Lo que pase entre tú y Charlotte no me interesa lo más mínimo, pero encuentro bastante descarado que al mismo tiempo te diviertas…tonteando conmigo.
-¿Tontear? Qué palabra más fea. Os estaría muy agradecido si me iluminarais sobre la causa de vuestro malhumor y prestarais más atención a vuestros codos al mismo tiempo. En esta figura deben de estar hacia abajo.- intenté controlarme, porque este era uno de esos momentos en los que habría sacudido a Gwen sin tener ningún remordimiento de conciencia después.
-No tiene gracia- exclamó- No habría dejado que me besaras si hubiera sabido que Charlotte y tú…
-Charlotte y yo, ¿qué?- estaba comenzando a comprender lo que sentía mi amiga.
-…sois más que amigos.
-¿Quién lo dice?- ahora sí que tenía ganas de sacudirla, ¿pero de dónde había sacado todas esas estupideces?
-¿Tú?
-Yo no he dicho nada de eso.
-Ajá. De modo que…nunca os habéis…digamos… ¿besado?
Renunció a la reverencia y en lugar de eso me miró fijamente a los ojos.
-Tampoco he dicho eso.- Si quería celos, iba a tener celos. Me incliné ante ella y cogí el iPod de su bolsillo.- Vamos a repetirlo, lo de los brazos aún tienes que practicarlo. Por lo demás ha estado fantástico.
-En cambio, tu conversación deja mucho que desear- dijo-. ¿Tienes algo con Charlotte o no?
-Creo que no te interesa parar nada lo que pueda haber entre Charlotte y yo.
Me fulminó con lo mirada o al menos, lo intentó.
-Exacto tú lo has dicho.
Mientras la conversación se desarrollaba yo había estado buscando la canción de Hallelujah, en la versión de Bon Jovi y, en cuanto la encontré le pasé el iPod a Gwendolyn.
-Te has equivocado de música- me dijo.
-No, no- repliqué sonriendo con ironía-. Creo que ahora necesitas algo tranquilizador.
-Eres…eres un…
-¿Sí?
-¿Un tarado?
¡Oh, por favor! Que mona, estaba diciéndome eso de una forma tan indecisa que era completamente adorable. Ya no tenía ganas de sacudirla en absoluto. Me acerqué un paso más, dejando aproximadamente un centímetro entre nosotros.
-¿Ves?, esa es la diferencia entre Charlotte y tú: ella no diría algo así- razón por la cual me gustas tú y no ella, pero eso no me atrevía decírselo.
Noté que le resultaba difícil respirar.
-Tal vez porque a ella no le das ningún motivo para hacerlo.
-No, no es eso. Creo que sencillamente tiene mejores modales.
-Sí, y unos nervios más resistentes- ahora se había quedado mirando mi boca.- Solo por si se te ocurre repetirlo cuando estemos por ahí en un confesionario y nos aburramos: ¡la próxima vez no me cogerás por sorpresa!
¿Cogerte por sorpresa? ¡Vamos Gwenny!
-¿Quieres decir que no dejarás que te bese otra vez?
-Exacto- susurró.
-Lástima- dije, y mi boca se acercó lo suficiente a la de Gwendolyn como para no tocarla pero lo suficiente para hacer que sintiera mi respiración sobre sus labios.
Lo cierto es que sabía perfectamente que Gwenny deseaba tanto como yo que nuestros labios se unieran y de hecho, el tiempo que le había dejado para que me apartara de un empujón o diera media vuelta. Comencé a acariciarle el cabello y, entonces, dejé que Gwen notara el suave roce de mis labios. El beso era muy dulce y delicado, pero después hundí mis manos en sus cabellos y la atraje hacia mí. Los brazos de Gwendolyn se me colgaron del cuello y, como si fuera por instinto, la guié hasta el sofá verde. Estaba más o menos encima de ella, pero no fui capaz de dejar de besarla. Conseguí controlarme y, antes de hacer nada de lo que pudiera arrepentirse Gwenny, porque en lo que mi respectaba habría seguido de buena gana, dejé de besarla. Me incorporé y miré el reloj, llevábamos unos veinte minutos de beso.
-Como he dicho, es una lástima que no pueda besarte más- dije jadeando un poco. Noté que mis mejillas habían enrojecido y miré a Gwendolyn, tenía el pelo más revuelto que un día de viento.- Deberías hacer algo urgente con tus cabellos; parece como si algún idiota se hubiera puesto a revolver en ellos con las dos manos y luego te hubiera tirado sobre el sofá…-Buena táctica Gideon, insultarte a ti mismo-. Oh, no me mires así.
-¿Cómo?
-Como si ya no pudieras moverte,
-Es que no puedo- dijo muy en serio.- Soy un pudin. Me has transformado en un pudin.
Una sonrisa iluminó mi rostro y en seguida me puse a recoger las cosas de Gwen.
-Vamos, pudincito, levántate de una vez.- ahora me salía la vena cariñosa, con Gwendolyn nunca sabría a qué atenerme.
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Declaración
-¡Vamos!- exclamé divertido. Era gracioso enfurruñar a Gwendolyn recordándole su borrachera, aunque yo lo había pasado bastante mal, todo hay que decirlo.- Me imagino que tendré derecho a tomarte un poco el pelo con eso. Estabas tan mona ayer por la noche… Mister George creyó que de verdad te habías dormido de puro agotamiento en la limusina.
-Fueron dos minutos… como mucho…- dijo avergonzada.
Para ser exactos quince, pero me dio igual, estaba encantadora mientras dormía.
-Supongo que te irías a la cama enseguida.- dije.
-Hum…- me contestó.
No tenía ningunas ganas de responderme y sabía que se estaba disgustando, pero todo era mejor que hablar de que Charlotte me fregaba los cacharros… Eso sí que era un tema bochornoso… Y peligroso, teniendo en cuenta que… bueno, que Gwendolyn podía pensarse algo que no era respecto a mi relación con Charlotte. Todo el día estaba igual, echándome en cara que si hacía esto o lo otro con Charlotte, haciéndose daño, pensando que me gustaba Charlotte, y no era así… A mí me gustaba Gwendolyn. Y quería decírselo, explicarle el porqué de tantos besos repentinos… No estaba jugando, iba muy enserio… Me paré de repente, armándome de valor, dispuesto a decirle lo que sentía por ella. Gwen chocó contra mí, porque yo había frenado muy repentinamente, e instintivamente contuve la respiración. Tenía miedo.
-Escucha…- murmuré, sintiendo mi inseguridad mientras me volvía hacia ella.- No quise decírtelo ayer porque pensé que estabas borracha, pero ahora que vuelves a estar sobria y arisca como siempre…
¡No, no y no, Gideon! Era un comienzo horrible. No puedes declararte a una chica llamándola arisca, pero ni mucho menos… Tragué saliva y le acaricié delicadamente la frente… Entonces, en lugar de seguir hablando y metiendo la pata, la besé, porque al parecer, en lo que respectaba al amor, era lo único que se me daba bien. Cerré los ojos y moví mis labios con suavidad. Me sentía en una nube… Aquello era mil veces mejor que… Mil veces mejor que cualquier otra cosa que existiera sobre la Tierra. Yo, el, supuestamente, perfecto Gideon de Villiers estaba más enamorado que un tonto…
Cuando me separé de ella, ya no quería declararme… Solo hablar seriamente. Apoyé un brazo contra la pared, junto a la cabeza de Gwendolyn y dije muy serio:
-Esto no puede seguir así.
Gwendolyn respiraba entrecortadamente y daba la sensación de que sus piernas a duras penas la sujetaban.
-Gwen…- empecé de nuevo.
Pero entonces, el sonido de unos pasos resonó en el pasillo y yo me separé de Gwendolyn instantáneamente, no quería que nadie nos viera… Una fracción de segundo después, mister George apareció ante nosotros.
-Ah, aquí estáis. Os estábamos esperando. ¿Por qué no lleva los ojos vendados, Gwendolyn?
-Lo he olvidado completamente. Por favor, hágalo usted mismo – dije tendiéndole el pañuelo. Quería salir de allí, me estaba agobiando-. Yo… hum… me adelantaré.
Caminé alejándome de ellos. Necesitaba pensar, aunque fuera por unos segundos. Quería decirle que la quería y lo iba a hacer. El amor entre los de Villiers y los Montrose nunca había estado bien visto, pero a mí eso me importaba un rábano. Sí no querían que me enamorara de Gwendolyn podrían haber hecho que no fuera tan ingenuamente adorable o yo que sé… Pero que ahora no me dijeran nada, porque mi opinión respecto a lo que sentía por Gwen no la iba a cambiar, por nada.
Llegué a sala del cronógrafo, donde nos esperaba mi tío. Lo saludé y poco después aparecieron mister George y Gwendolyn. Mi tío empezó a poner en movimiento los engranajes del cronógrafo y con aire distraído le dedicó a Gwendolyn un cumplido sobre el vestido. En mi opinión, estaba más que guapa. Estaba perfecta.
-Bien, Gwendolyn, hoy tiene lugar tu conversación con el conde de Saint Germain- le dijo.- Es por la tarde, un día antes de la soirée.
-Lo sé- dijo, mirándome de reojo. Me gustaría haber sabido que pensaba en esos instantes.
-No es una misión especialmente difícil- dijo mi tío Falk-. Gideon te llevará arriba, a sus aposentos, y luego volverá para recogerte.
La miré, tragaba saliva y estaba angustiada. No entendía por qué razón tenía tanto miedo del conde.
-No tengas miedo- la tranquilicé-. Ayer os entendisteis muy bien, ¿no? ¿Ya no te acuerdas?- Coloqué mi dedo en el cronógrafo y le sonreí-. ¿Preparada?
-Preparada si tú lo estás.- contestó al mismo tiempo que la aguja del cronógrafo atravesaba mi dedo y el diamante resplandecía ante mí.
Cuando aterricé todo estaba bastante oscuro. Entonces, un torbellino rojo hizo aparecer a Gwendolyn. Sonreí en la oscuridad y dije:
-Todo en orden.
-¿Por qué está todo tan oscuro aquí?- protestó.- El conde no está esperando, ¿no? Podría haber tenido el detalle de encender una vela.
-Es que no sabe exactamente dónde aterrizamos.- contesté.
-¿Por qué no?
Me encogí de hombros y dije:
-Aún no ha preguntado nunca por eso, y tengo la vaga impresión de que no le gustaría demasiado saber que usamos su querido laboratorio de alquimia como pista de despegue y de aterrizaje. Ve con cuidad, está todo lleno de cosas frágiles…
Avanzamos a tientas hasta la puerta. Fuera, en el pasillo, encendí una antorcha y la arranqué de su soporte. La luz proyectó unas trémulas sombras en la pared. Gwendolyn se acercó un poco más hacía mí.
-¿Cómo demonios era esa maldita contraseña? Solo para el caso de que alguien te dé con un palo en la cabeza…
Puse los ojos en blanco y sonreí. Lo cierto es que no se me ocurría qué diablos podía pintar Gwendolyn en aquel ataque planeado, no la veía capaz de hacer tan… ¿Malvado?
-“Qui nescit dissimulare nescit regnare.”- le contesté.
-¿Nunca te cansas de saberlo todo?
Reí y dejé la antorcha en su soporte. Ya está, ahora no pensaba echarme atrás. Se lo iba a decir y punto.
-¿Qué estás haciendo?- me preguntó curiosa.
-Es solo un momento…- dije indeciso.- Es que antes… Mister George nos ha interrumpido cuando quería decirte algo importante.
Y tanto que importante.
-¿Es por lo que te expliqué ayer en la iglesia? Bueno, puedo entender que me tomes por loca después de eso, pero tampoco va a ayudarme un psiquiatra.
Arrugué la frente. ¿Podría algún día mantenerse en silencio? Parecía que le dieran cuerda.
-¿No podrías mantener la boca cerrada unos segundos, por favor? Tengo que armarme de valor para hacerte una declaración de amor. No tengo ninguna práctica en estas cosas.
Ya está, ahora que pensara lo que quisiera.
-¿Cómo dices?
Respiré hondo.
-Me he enamorado de ti, Gwendolyn- dije con seriedad.
Su cara adquirió una expresión alegre.
-¿De verdad?
-Sí, ¡de verdad!- reí, al verla tan feliz.- Ya sé que no hace ni una semana que nos conocemos, y que al principio te encontré bastante… infantil, y supongo que también me comporté como una imbécil contigo. Pero es que eres terriblemente complicada, uno nunca sabe que será lo próximo que harás, y en algunas cosas eres espantosamente… ejem… torpe. A veces, sencillamente me vienen ganas de sacudirte.
-Vale, la verdad es que se nota que no tienes ninguna práctica en declararte.- dijo.
Pero yo la ignoré y seguí, ahora que al fin me había soltado iba a llegar hasta el final:
-Pero luego vuelves a ser tan divertida e inteligente y tan indescriptiblemente dulce. Y lo peor es que basta que estés conmigo en la misma habitación para que enseguida tenga la necesidad de tocarte y de besarte…
-Sí, eso es realmente terrible.- susurró.
Y entonces, todas mis ganas de besarla se desataron.
Le saqué la aguja del sombrero, que le quedaba… espantoso, lo lancé lejos y la atraje hacia mí para besarla.
Unos tres minutos después, se apoyó contra el muro, sin aliento, casi jadeando.
-Eh, Gwendolyn, no tienes más que respirar normalmente, aspira y espira.- dije divertido.
Me dio un empujoncito en el pecho,
-¡Para ya! Es insoportable lo creído que eres…
-Lo siento. Solo es que… es una sensación tan fantástica saber que por mí te olvidas de respirar…- Volví a coger la antorcha del soporte. Estaba eufórico. Era perfecto. Mi yo dulce había salido a la luz, una nueva faceta de Gideon, que ni yo mismo conocía, y que solo iba a ser para Gwendolyn. – Vamos, ven conmigo. Seguro que el conde ya está esperando.
-Es curioso, pero ahora mismo estoy pensando que volveré a disfrutar de verdad de estas aburridas veladas para elapsar al año 1953.- dije.- Sol tú, la prima Sofá y yo…
Nuestros pasos resonaban en los largos corredores. Me sentía mejor tras haberle confesado a Gwen que me gustaba, aunque seguía un poco inseguro, porque ella aún no me había dicho nada sobre sus sentimientos.
-Si yo cogiera la antorcha, tú podrías desenvainar la espada- propuso-. Solo por precaución. De hecho, ¿en qué año exactamente recibiste el golpe en la cabeza?
¿Y eso qué diablos tenía que ver ahora?
-Acabo de darme cuenta de que yo te he hecho una declaración de amor, pero tú a mí no.- dije dudoso.
-¿No lo he hecho?
-En todo caso, no con palabras. Y no estoy muy seguro de que eso cuente. ¡Chissst!
Esto último lo dije porque acababa de ver una rata y sabía que Gwendolyn gritaría. Pero me ignoró y profirió un chillido. La rata nos miró fijamente con sus inquietantes ojos rojos y Gwendolyn preguntó, aferrándose a mi mano:
-¿Estamos vacunados contra la peste? 
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La Muerte de Gwendolyn
Acababa de tirar el escritorio para poder coger uno de los sables de la chimenea y poder salvar a Gwendolyn, mientras corría a por los sables el asqueroso de Alastair aprovechó y le clavo en todo el corazón su espada a Gwendolyn. No pude contener mi rabia y mi dolor, así que me tiré con fuerza hacia Alastair, lo arrinconé y le clavé mi sable en un brazo El me maldició todo lo que pudo, pero yo solo tenía ojos para Gwendolyn, que se estaba desangrando. Intenté cortar la hemorragia pero era tarde...No me lo quería creer.
Empecé a gemir y a sollozar de impotencia y acabé llorando, mi princesa se iba, su vida se me escapaba de las manos. y para empeorar Alastair no paraba de decir que moriría y que yo no podría hacer nada. Mierda, el beso de antes habría sido mas largo de saber que ya no la besaría mas. empecé a decirle lo mucho que la quería, como un idiota, para ver si ella volvía, una cosa realmente imposible.
Estuve a su lado hasta que saltamos de vuelta, ignorando los insultos y las burlas de lord Alastair. Arrastré a Gwendolyn hasta el pasillo y de alguna manera yo la veía cada vez menos pálida, mmmmh, menos muerta...
Por fin llegué arriba, las lágrimas seguían recorriendo mis mejillas y antes de entrar me las sequé he intenté controlarlas. Llamé al doctor White y me ayudó ha ponerla encima de una mesa, a modo de camilla. Avisó a mi tío Falk, míster Marley y a míster Whitman. Le retiró el vestido, puso cara de sorprendido y me dijo que me acercara. Con mis propios ojos pude comprobar que solo era un pequeño rasguño, habría jurado que era una herida mortal... Abatido me senté en una silla, ¿ que era lo que yo había visto?¿como podía haberme confundido?
Unos minutos después Gwendolyn abrió los ojos, estaba en ta estado de shock que no pude ni sonreír, a diferencia del resto de adeptos.
No se si fue mi sensación, pero nada mas incorporarse, lo primero que miró fue a mi. Intenté dedicarle una sonrisa pero no me salió ni una leve elevación de las comisuras. Todos se percataron de mi entrado estado de shock, porque enseguida me propusieron tomarme un whisky y relajarme.

Mas tarde, por la noche, fui a casa de Gwendolyn, tenía que entender las cosas ella también.
Cuando llegué una niña pequeña muy graciosa me abrió la y me interrogó, cuando me identifiqué y le dije que quería ver a su hermana me dijo:
-¡Espera ahí!
Y desapareció por el pasillo al cabo de un rato entré, las caras que puso cada miembro de la familia fueron muy graciosas:
Charlotte y su madre pusieron una cara, de " que quiere este de las descerebrada de Gwendolyn", la señora mayor mega-recta puso cara inexpresiva " poker face", el niño de admiración, mi querida Gwen, su madre y la niña graciosa de sorpresa, la única que me sonrió fue una señora muy simpática.
Gwendolyn dijo a su madre que subiríamos arriba y me guió escaleras arriba, contándome, con claro nerviosismo, todo la historia de cada uno de los cuadros que había. Por fin llegamos a la habitación y acabó callándose.
Nos quedamos así, callados, hasta que par romper el silencio le dije que había intentado llamarla pero que no me cogía el
teléfono, me dijo que se le había quedado sin batería. Decidí ir al grano y contarle la verdad.
Le expliqué que ella era el precio que se debía pagar par que la piedra filosofal desarrollara su poder, no pareció muy sorprendida.
Pero todo cambió cuando le dije que moriría de amor por mi, entonces me miró y dudó de lo que yo le decía, quizás le parecía una broma tonta. Después de una guerra mental, le conté que hice que me odiara par que no se le ocurriera morir de amor por mi, que lo de que la había engañado era una mentira, entonces ella se inclinó sobre mi y me apartó un mechón de la cara:
-Eso fue muy caballeroso por tu parte.
Me afirmó. Me comenzó a acariciar la cara y a seguir a afirmando que era todo un cabalero, no pude evitar gemir, cuando pensé en todo lo que había sufrido engañándola. Intenté continuar explicándole toda la historia pero no me dejó, poso su labios sobre los míos. Yo no pude aguantarlo ni un segundo mas y la besé mas fuerte. De alguna manera hundí mis manos en sus cabellos, lentamente le empecé a acariciar el cuello y, después, descendí mis manos hasta el botón de su blusa. Cuando ya había comenzado a desabrochárselo sonó el móvil y ella se separo de mi a regañadientes. Era su amiga Leslie y me dijo que tenía que contestarle, no me importó, podríamos acabar lo iniciado mas tarde.







7 comentarios:

  1. Ohhh! :3 que bello ahora desgraciadamente amo mas a Gideon!!! Jajaja Gracias por eso!! Si pudoeras subir mas partes como "el confesionario" o la fiesta de Cynthia estaria muuuuy agradecida :3

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  2. muchas gracias lo ame demaciado te pasaste !! *.* podrias subir la parte de cuando estan en su departamento y el llama a un taxi y la parte donde estan en los tuneles o tambien cuando descubren que el conde en mr.whitman y el bebe el eliixir con lucy y paul pprfis porfiii

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  3. Si y tambien si puedes añadir cuando Gwendolyn le llama cerdo asqueroso, o despues de que Gwendolin hable con el conde.

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  4. Dios es genial eres genial gracias me encanta

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  5. Asdfghjklñ! ¡Fue perfectisimo! Podrías hacer la parte de esmeralda donde están en los túneles donde Gideon le dice a Gwendolyn "Cuando me besas Gwendolyn Shepherd, es como si perdiera el contacto con el suelo. No tengo ni idea de cómo lo haces ni de dónde lo has aprendido. En todo caso, si ha sido de una pelicula, tenemos que verla juntos." Pags.332-334

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  6. Muy bueno!! Podrías animarte y escribir más! Lo haces muy bien!!

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